12 abril 2025

Conocimiento, Biología y Pensamiento Sistémico: Hacia una Epistemología Constructivista, Materialista y Compleja

Mg. Aldo Hernán Zanabria Gálvez  - aldo.zanabria@unap.edu.pe 

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO PUNO

INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN EN TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN ALTO ANDINA

Introducción.

La teoría del conocimiento ha sido tradicionalmente disputada entre el racionalismo, que defiende el origen innato o a priori del saber, y el empirismo, que lo reduce a la experiencia sensorial. Sin embargo, con el colapso de ambas posturas frente al avance científico, se impone la necesidad de un marco epistemológico más dinámico, relacional y funcional. Este ensayo, a partir del análisis del texto de Rolando García Epistemología y Teoría del Conocimiento (2000), propone una integración entre la epistemología constructivista, el pensamiento sistémico, el materialismo científico y los avances en biología y neurociencia, orientando la comprensión del conocimiento como un proceso emergente, histórico y socialmente situado.

De la crisis epistemológica a una propuesta sistémica.

García (2000), influenciado por Jean Piaget, sostiene que la filosofía especulativa no pudo fundamentar los conceptos científicos ante la revolución científica del siglo XX. Tampoco el empirismo lógico, liderado por figuras como Carnap, Russell y Quine, logró reducir las teorías científicas a datos de los sentidos. Esto llevó a un doble “derrumbe epistemológico”: la caída del apriorismo y del empirismo como fundamentos del conocimiento.

En este contexto, García propone una concepción constructivista del conocimiento como proceso continuo que comienza en la biología del sujeto y se desarrolla mediante su interacción con el entorno físico y social. Esta perspectiva coincide con el pensamiento sistémico propuesto por Ludwig von Bertalanffy (1968), quien definió a los organismos como sistemas abiertos, autorregulados, en interacción constante con su ambiente, rompiendo con el reduccionismo mecanicista de la ciencia clásica.


El conocimiento como función biológica y constructiva.

Desde el enfoque constructivista de Piaget y la visión sistémica de Bertalanffy, García propone una epistemología en la que no hay saltos entre la cognición infantil, la vida cotidiana y el saber científico, sino una continuidad estructural y funcional. El conocimiento es una forma de organización activa de la experiencia, estructurada a través de mecanismos como la asimilación, la acomodación y la autorregulación (Piaget, 1975).

A este marco se suma el aporte de las neurociencias contemporáneas y el materialismo científico, que explican cómo la conciencia, la percepción y el pensamiento surgen de la actividad neuronal (Damasio, 2018; Churchland, 2002). Desde esta perspectiva materialista, el conocimiento es un producto emergente del sistema nervioso, condicionado tanto por la biología como por la historia social del sujeto.

Pensamiento sistémico y sistemas blandos.

Peter Checkland (1999), en su metodología de sistemas blandos, propone que en los sistemas sociales, la complejidad no reside en la cantidad de variables, sino en la diversidad de interpretaciones y significados. Así, el conocimiento no se limita a representaciones objetivas, sino que es el resultado de interacciones, diálogo y aprendizaje adaptativo. Su propuesta epistemológica es coherente con una ciencia que no busca verdades absolutas, sino soluciones viables en contextos cambiantes.

Checkland se distancia de una visión mecanicista o determinista del conocimiento, y propone un enfoque interpretativo y participativo, donde los sujetos construyen modelos del mundo para comprender y transformar sus realidades. Esta dimensión coincide con la epistemología genética de Piaget y con el estructuralismo dinámico que plantea García.

El materialismo contemporáneo y la ciencia cognitiva.

Frente al idealismo o al dualismo mente-cuerpo, el materialismo científico contemporáneo defiende que todo fenómeno cognitivo tiene una base físico-biológica. Autores como Patricia Churchland (2002) sostienen que “la mente es el cerebro en acción”, y que las teorías filosóficas deben nutrirse del conocimiento neurobiológico.

Este enfoque no niega la dimensión constructiva ni cultural del conocimiento, pero sostiene que no hay pensamiento sin cuerpo, ni significado sin sistema nervioso. Esta visión está estrechamente vinculada con la epistemología naturalizada propuesta por Quine (1951) y desarrollada por autores como Goldman (1999) y Dretske (1995), que proponen integrar la psicología cognitiva y la neurociencia en la reflexión epistemológica.

Hacia una epistemología compleja e integrada.

Las propuestas de García, Bertalanffy, Checkland y Piaget, junto con los aportes de la neurociencia y el materialismo, permiten construir una epistemología constructivista, sistémica y materialista. Esta epistemología reconoce:

  1. La continuidad del conocimiento: desde los reflejos biológicos hasta las teorías científicas, sin rupturas ontológicas.
  2. La estructura del conocimiento como sistema: emergente, dinámico, autoorganizado.
  3. La función social del conocimiento: situado históricamente y moldeado por prácticas culturales.
  4. La base biológica del conocer: el pensamiento como función del cerebro y del cuerpo.
  5. La necesidad de integración: entre ciencias formales, naturales y sociales.

Este enfoque converge también con el pensamiento de Edgar Morin (2000), quien propone una

“epistemología de la complejidad”, donde conocer es organizar, relacionar y contextualizar. Morin defiende una visión transdisciplinaria, integradora de biología, sociología, lógica, ética y ecología del saber.

Conclusiones y recomendaciones.

La epistemología del siglo XXI ya no puede limitarse a debatir entre empirismo y racionalismo, ni entre objetivismo y subjetivismo. La ciencia actual exige una teoría del conocimiento constructivista, materialista y sistémica, capaz de articular los niveles biológico, cognitivo, social y cultural del acto de conocer.

Recomiendo impulsar investigaciones transdisciplinarias que:

  1. Incorporen los avances de la neurobiología al análisis educativo y epistemológico.
  2. Fortalezcan el diálogo entre pensamiento sistémico, filosofía y ciencias cognitivas.
  3. Fomenten prácticas pedagógicas basadas en el aprendizaje activo, reflexivo y situado.

Así, construir conocimiento ya no será un acto de acumulación, sino un proceso vital de estructuración e integración, fiel a la complejidad de lo humano y al dinamismo del mundo real.

Referencias :

  • Bertalanffy, L. von. (1968). General System Theory: Foundations, Development, Applications. George Braziller.
  • Checkland, P. (1999). Systems Thinking, Systems Practice. Wiley.
  • Churchland, P. S. (2002). Brain-Wise: Studies in Neurophilosophy. MIT Press.
  • Damasio, A. (2018). El extraño orden de las cosas: La vida, los sentimientos y la creación de la cultura. Destino.
  • Dretske, F. (1995). Naturalizing the Mind. MIT Press.
  • García, R. (2000). El conocimiento en construcción. De las formulaciones de Jean Piaget a la teoría de sistemas complejos. Gedisa.
  • Goldman, A. I. (1999). Knowledge in a Social World. Oxford University Press.
  • Morin, E. (2000). El método 1: La naturaleza de la naturaleza. Cátedra.
  • Piaget, J. (1975). La equilibración de las estructuras cognitivas. Ariel.
  • Piaget, J., & García, R. (1998). Hacia una lógica de significaciones. Centro Editor de América Latina.
  • Quine, W. V. O. (1951). Two Dogmas of Empiricism. The Philosophical Review, 60(1), 20–43.


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