Por Jorge G. Loza Bustamante
En el gobierno del Duque de Alba, Virrey del Perú, allá por el año de 1657, las minas de Laykakota se iniciaron de manera prolífica, pero la laguna aún se encontraba misteriosa e intacta. Los hermanos José y Gaspar Salcedo, naturales de Sevilla, fueron quienes alrededor de 1660 trabajaron los cerros que bordeaban la laguna. José, desertor de un ejército español, en sus búsquedas de minas encontró una joven india, con quien trabó amistad y vivía cerca de las faldas del Kancharani, en cuyas pestañas precisamente se situaba la laguna o el Lago Brujo (aymara: Laykakota). La bella india Manuela, con arte de aventurero, le divulgó el secreto de la existencia de aquella riqueza, aventajando las aspiraciones de José Salcedo. Efectivamente comparable con los sueños de hadas y las mil y una noches, rompieron en San Luis de Alba, comúnmente conocido como "Laykakota", las bocas de las minas altas, encontrando a poca profundidad una valiosa veta con enorme cantidad de plata, otro lugar bajo obtuvieron en una sola noche 93 bolsas piramidales de plata evaluadas en 100,000 pesos, del mismo patrón de oro y que pesaba cerca de dos quintales.
La opulencia del Cerro Laykakota llegó al punto que podía decirse extraordinaria la generosidad de su propietario y la fama de sus yacimientos, con lo que José Salcedo era conocido por todas las regiones, afirmándose como uno de los hombres más ricos de América. Pero esta riqueza, como era común en el nuevo continente, era devorada por amigos aduladores, mujeres, tabernas, impresarios inescrupulosos, entre otros impactos de hacerse rico.
Pronto, en la época del Virrey Conde de Santisteban, surgen las luchas entre los andaluces, vizcaínos y mestizos. Los enemigos de Salcedo se confabularon con don Juan de Molina, que era Justicia Mayor. En estas situaciones, vino de Lima el Virrey Conde de Lemos, quien tenía informes sobre los hechos en Laykakota. La población, que contaba con 311 casas y templos, según Lombardi Villena, era de 2,000 casas y más de 3,000 según el historiador Basadre. Mandó a construir en su mayor parte por seguridad un castillo o fuerte.
El Virrey, que había sido recepcionado con mucha suntuosidad a su llegada en la fecha 3 de agosto de 1668 (aunque según Villena hubo lucha entre los seguidores de Salcedo y los soldados del Virrey), resultó ser el verdugo de Salcedo por las falsas denuncias recibidas. Esto culminó con la sentencia dictada el 12 de octubre de 1668, por la cual Salcedo fue condenado a ser decapitado, sus viviendas derribadas y el lugar sembrado de sal.
Salcedo pidió apelación, ofreciendo 400,000 pesos y 1,000 pesos por cada día que transcurriese hasta que llegara su causa al consejo, pero su petición no fue aceptada. Fue ajusticiado el 16 de octubre de 1668, a las 9 de la mañana, y su cadáver se exhibió en la picota de un lugar llamado "Horcapata", del pueblo de Puno.
Finalmente, tras los incidentes de Laykakota, el Virrey Conde de Lemos fundó la ciudad de Puno como capital de la provincia de Paucarcolla en honor al rey Carlos II, llamándola San Carlos de Puno.
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